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Mi universo particular

Siempre he sido una persona de las que sueñan despiertas; nunca me ha costado nada, y el hecho de hacerlo me ha traído muchas satisfacciones, sobre todo en estos tiempos en el que el vacío intelectual y sentimental es tan grande como mi imaginación.
Me considero una persona "peculiar", diferente en cuánto a gustos y personalidad se refiere, diferente a mi generación:
mientras mis amigos se dedicaban a afrontar sus primeros ligues, aprender a fumar para hacerse los importantes o creerse ya mayores, ir a la "disco"(a las que ahora llaman " happy hours"), yo me dedicaba a sacar fotos a todo lo que se movía, crear mi espacio de jardineria en el pateo trasero del piso de mis padres, pintar y expresar mi creatividad con mi mejor amiga en su ático lleno de cajas, muebles polvorientos y recuerdos de vidas pasadas, a escuchar "Alaska y Dinarama" y música electrónica, a escribir relatos cortos y a "aprender a emocionarme" con una vida alternativa y muy rica interiormente.
Siempre a saltos entre Inglaterra, España y Portugal, aprendí desde niño a vivir de una forma "nómada", ya que, antes de terminar mis estudios, ya empezaba a viajar incansablemente por Europa y otros continentes, desplazándome de aquí a allá, trabajando en cosas "que ahora me sacarían los colores" para poder sobrevivir y poder continuar entonces, un vida basada en tener mucha vida social, aprender idiomas y conocer culturas diferentes.
En la veintena decidí amarrar mi cuerpo, que era mi instrumento de vuelo después de mi imaginación, y regresé a España, afincándome en Madrid, cuidad que solía adorar inmensamente.
Ahora en la treintena y tras haber vivido temporalmente en Bangkok, resurjo de mis cenizas, y he llegado a la decisión de intentar cambiar aspectos de mi vida e reinventarme a mi mismo ya que estoy en un momento en mi vida en la que la reflexión interior se vuelve muy ajetreada; Tengo dudas existenciales, y muchas preguntas de las que no he encontrado respuestas aún.

Este blog no es más que guiños sobre mi propio yo, lo que me rodea todo lo que me hace sentir. Es un salto adelante para guiar mi vida a terrenos aún sin explorar.
¡Bienvenido! y gracias por estar ahí.

31.10.10

Amor de desconocido. Parte II.



Miguel caminaba como de costumbre por puro placer por el centro, mirando al frente sin observar nada en particular, pensando que él parecía ser el único que estaba contento de que el aplomante verano hubiese pasado dejando días grises y frescos.
Prefería los días otoñales para poder pasear.

Entonces le pareció verle de nuevo al mismo tiempo que tuvo una extraña sensación cálida acariciándole la espalda.
Debía haber transcurrido por lo menos un año desde la primera vez, porque había pasado otro verano, y el cielo era gris. Y el tiempo era fresco como la primera vez.
Caminaba pausado pero firme en su dirección a lo lejos y le recordó entonces perfectamente aunque no le había visto en mucho tiempo.

Estaba totalmente seguro que era él. Vestía la misma ropa: chaqueta de punto grueso oscura, camiseta blanca y tejanos desgastados...
No, no. Los vaqueros eran diferentes y llevaba una bufanda palestina de tonos blancos y rojos.
Todavía flotaba a su alrededor una especie de aura.
Su rostro aún poseía aquella bella palidez y sus ojos eran de un color dorado intenso y parecían tener brillo propio.
Daniel se giró para observarle con curiosidad a la vez que aquel bello desconocido pasaba a su lado sin percatarse de su presencia. También lo hizo un transeúnte con gabardina.
Percibió que, efectivamente, flotaba una luz pálida sobre aquel hombre y que desprendía un aroma dulce pero ligero como su aura
Se volvió en redondo, vació un instante y luego se puso a seguirle. Se sintió un poco estúpido, incluso avergonzado pero no podía permitirse dejarle escapar.
Tan pronto como se puso a seguirlo, se olvidó de todos los planes que tenía para toda la tarde.
Descendió media avenida, esquivando el gentío de la calle, persiguiendo de manera compulsiva a aquel desconocido, buscando su cabeza entre las demás.
Notó un leve zumbido en su bolsillo. La vibración de su móvil le hizo volver de nuevo al mundo real. Echó un ojo rápido a la pantalla a la vez que fruncía el cejo e ignoraba la llamada.
Levantó de nuevo la mirada y se puso a divisar para localizar a aquel bello desconocido entre la muchedumbre. Pero no le vio. Un segundo fue suficiente para perderle la pista completamente.
Y ahí se quedó, inmóvil y pensativo pensando que su vida había cambiado en un momento, mientras la ciudad seguía su rumbo, retumbando a su alrededor sin percatarse que el aire oscurecía para dar paso a la noche.

Picture courtesy of Chatzilla from Flickr.

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