Director: Guillem Morales.
En su debut como director, Morales plantea una emoción imposible jugando con diversas sensaciones tales como la paranoia, la depresión y creando una atmósfera fantasmal que a veces se vuelve opresíva.
Sinopsis:
Después de haber roto con su pareja, Félix, un tímido arquitecto se encuentra a si mismo solo en la gran casa que compartían, y se ve envuelto rápidamente
en una sensación depresiva, aislándose en si mismo y sus sentimientos, no pudiendo llevar muy bien el hecho de su ruptura.
Una noche, un extraño llama a su puerta pidiendo hacer una llamada de teléfono urgente.
El arquitecto le invita a entrar y utlizar el teléfono, mientras le ofrece una bebida. El desconocido acepta.
Cúando vuelve de la cocina, Félix descubre que el desconocido se ha ido dejando la puerta abierta.
Al poco tiempo la casa empieza a empaparse de ruidos extraños y Félix se vuelve paranoico, convencido de que el desconocido, en realidad, vive oculto en alguna parte en la mansión.
Mi opinión:
Ambientes inteligentes y oscuros, que a veces te recuerdan a Hitchcock, mucho suspense y un tono desconfortante y, a la vez, raro impregnan el espiritu de esta obra.
Sin dudas, nos encontramos con un fantástico thriller profundo, paranoico, con inesperados giros y vueltas de tuerca.
La película se divide en dos partes, donde la primera todo es una sensación de tensión, con ciertos toques de humor negro, que nos distrae y nos guía a una segunda parte, bizarra pero con un final surreal y un tanto estremecedor.
Incluso cuando se intuye lo que está por venir, el suspense que se esboza a lo largo del filme es tan fantástico como el desenlace en sí, y no te deja indiferente.
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