
Siempre espero a lo inesperado. Tobos sabemos en lo más profundo de nosotros que si nos sentamos al lado del teléfono esperando con ansiedad una llamada, el teléfono no va a sonar esta noche, ni mañana. Aún así nos mantenemos vivos apoyándonos en sensación que es dolorosa y se acurruca furiosa y profundamente dentro de nosotros para tratar de hacerse paso por nuestros ojos y aterrizando en nuestras mejillas.
Este sentimiento es veneno dulce y prohibido y nosotros somos como niños: sabemos que no se puede beber.
Esta noche nuestro yo interior volverá a salir afuera mientras estamos tumbados en nuestra cama, a solas, mirando hacia nosotros mismos y nuestros miedos en la oscuridad.
La bestia regresa y esta noche tendrás que lidiar con ella y ponerla en su lugar.
Tenemos la fuerza suficiente para hacerlo, pero, ¿por cuánto tiempo?.
¿Dónde estoy ahora?.
Tratando de mentirme a mí mismo, me mantengo ocupado, me quedo en blanco delante de la tele y juego a estar muerto como si ya no estuviese.
Sí, estoy muerto porque hace mucho tiempo que estoy lejos de mi casa que es mi corazón.
Ayer pensaba que era lo suficientemente fuerte para seguir y ver un nuevo día, pero esta vez no me lo callaré: te estoy pidiendo ayuda.
No comments:
Post a Comment